Son esos momentos en los que los
intelectuales se equivocan
Donde no podemos evitar ser animales
Cuando las lágrimas drenan los desazones
del alma
Que se marchita olvidada y ajena
Son esas noches que el firmamento es un mar
sombrío
Y la
luna pálida agoniza
Cuando las lápidas entonan anónimos cánticos
Sobre suicidas que no van al cielo
Son las gotas de lluvia sellando tus
parpados
Helando tus huesos, acelerando tus latidos
Como húmedas amantes
Como queriendo arrasar todo lo que es impío
Son esas puntadas agudas en las sienes
Cuando la mente no desea detenerse
Como una muda advertencia a voces
“¡no comas del árbol de la ciencia, no
comas del árbol de la ciencia!”
Son esos instantes en que sabemos con
firmeza íntimas verdades
Que tan solos como llegamos, partimos
Y esas horas en que simplemente preferimos
ignorarlo
Y abrimos los brazos al primero que se haga llamar amigo
Son las palabras vacías que a sabiendas
pronuncio
Son las preguntas que nadie podrá
responderme
Son los silencios que desgarran mi garganta
Son esas ocasiones en las que el viento
debería estar meciendo el nudo de mi corbata
2010
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