miércoles, 10 de abril de 2013

~AnocheSoñéContigo~

Anoche soñé con Perro-RexO.

Perro-RexO murió hace tres meses y medio y vivió durante casi quince años-lo cual es como cinco años por encima de la media para un pastor belga malinois-a mi lado.
Bueno, tampoco taaan a mi lado, porque Perro-RexO muy mimoso nunca fue. Ni de cachorrito.
Pero está bien, porque yo tampoco fui nunca muy mimosa.

Cuando Perro-RexO quería cariño iba, se echaba a tu lado y se quedaba ahí. Haciéndote componía en silencio.
Toleraba un par de caricias, pero si te ponías a toquetearlo mucho ya se levantaba y se iba.

En invierno, cuando cerca del mediodía salía un poquito el sol,nos tirábamos juntos panza arriba en el césped a calentarnos los huesos.

A veces lo abrazaba para molestarlo, y el se iba y no le importaba nada que yo lo llamara.
Perro-Rexo nunca fue muy obediente, pero está bien, porque yo tampoco nunca fui muy obediente.

Aunque si había comida de por medio, ahí si que obedecía.
Lo primero que aprendió a hacer, bien de cachorrito, fue a traer el plato cuando se lo pedías.
Ese truco siempre lo hacía sin problemas. Dar la pata, sentarse o girar ¡Pf! eso que ni hablar.

No importa cuanta comida le dieras, el siempre estaba dispuesto a comer mas.
Me pregunto si sufría alguna clase de angustia oral ¿Los perros puede sufrir angustia oral?
Amo a los animales, de verdad que si, pero estoy lejos de ser esa gente que los considera potencialmente como a los seres humanos. Pese a eso, a veces no podía evitar catalogar las conductas de mi perro como misantropicas , nihilistas ¡Y hasta cínicas!
Porque si,Perro-Rexo no era mimoso, pero mucho menos agresivo.
Nunca mordió a nadie, ni le ladraba a a gente , ni le gruñía, ni le mostraba los dientes.
Sin embargo, hacía otro tipo de cosas, que de no haberlas visto yo misma, dudaría que provinieran de un ser que no entiende de humor.

Tenía por costumbre, por ejemplo, ignorar a las visitas olímpicamente. A no ser que, hubiese tenido la oportunidad de beber agua del inodoro antes.
Cuando uno iba a abrir la puerta para recibir a los llegados, hacía todo lo posible por escabullirse hasta el baño. De lograrlo, él también iba a darles la bienvenida, a lengüetazos .


Perro-RexO llegó a casa cuando él tenía dos meses y yo siete años y se fue poco antes de su cumpleaños numero quince y poco después de mi cumpleaños numero veintidós.
Casi ni recuerdo nada de mi vida sin que el estuviere presente.

Mediante los años pasaban y se iba poniendo viejito la idea de su muerte comenzó a volverse una suerte de fijación. Los dos últimos años era casi una psicosis.
Cada vez que llegaba o me iba de casa me tomaba unos segundo pasa asegurarme si seguía vivo, si podía levantarse solo y esas cosas.
Lo cierto es que tenía algunos problemas de cadera, y yo ya me estaba preparando para la posibilidad de tener que sacrificarlo si llegaba a dejar de caminar.
Era un animal orgulloso e independiente y era preferible que hasta el último de sus días viviera así, como yo misma lo preferiría estando en su situación.

Dentro de todo, por suerte, no tuvo que ser de esa manera. Murió mientras dormía.
Una mañana mi madre trató de despertarlo y no pudo.
La que revisó el cuerpo fui yo.
Tenía el hocico abierto pero los ojos cerrados y ya estaba quedando un poco duro.
Probablemente se había muerto en la madrugada.
Le hice unas caricias y le di un beso en el lomo. Después lo enterramos.

Ese día no quise hablar con nadie, ni ver a nadie, ni salir de mi cama , ni pensar, ni respirar, ni nada.
Al siguiente ya estaba mejor.
No soy el tipo de persona que sufre las pérdidas.
No extraño a los que se van, no dejo de amarlos ni lo hago en menor medida, pero no los extraño.
Creo que para considerar algo como una pérdida, primero hay que considerar que una vez fue propio. Yo no se apropiarme de las cosas.

Sin embargo, anoche soñé con Perro-RexO y fue un sueño raro.De esos que te abandonan en la cama con un sabor amargo subiendo desde la garganta.
Soñé que Perro-RexO estaba ahí, muerto, pero no lo sabía.
Y yo le contaba a alguien que el animal había fallecido hace mas de tres meses pero aun no se daba por enterado.
Entonces él me miraba, como si hubiese entendido todo lo que yo estaba diciendo.
Y yo lo abrazaba, pero no para molestarlo. Lo abrazaba y le daba un beso en el lomo, como hice antes de que fuere enterrado.
Y ahogaba el llanto,y  repetía, como un mantra espontaneo, muchas veces "Perdón, RexO, perdón".

No se si realmente le tenía que pedir perdón por hacerle ver que ya no estaba vivo o por algo mucho mas complicado de explicar. Que aunque esté muerto sigue siendo mi perro.
Y es tan injusto, obligarlo a ser mi perro muerto.

¿Sabe(n)?Una vez en el fondo de mi casa se calló un árbol.
Fue el año pasado,empezaba la primavera y esa noche clara no corría mas que una brisa suave.
Eran como las cuatro de la mañana y yo era a única persona despierta cuando sucedió.
Sentí ¡PAFF! miré por la ventana y ahí estaba, el árbol caído. Y al lado, echado, inmutable, como una estatua a la luz de la luna Perro-RexO.

¡Y la vi entonces y pensé que era una vista tan sublime! Y la veo ahora en mi cabeza de nuevo y pienso...¡Qué es tan injusto obligarlo a ser mi perro muerto!







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