-Que vieja de mierda-y río, bajito, con nostalgia
Cerró el libro que tenia en las manos y lo acomodo en su
regazo.
Recostó el rostro contra la ventana, suspiró.
“No
era fe. Era arte.
El arte de una fe olvidada, el arte de una fe
negada.
Era
excesivo, era sublime y de alguna forma consolador, por más que yo dijera: ‘No
creo en ti, nunca te perdonaré que no seas real’” *
¿Podía ser? Volvió a
reír bajito, con nostalgia. ¿Podía ser que después de todo este tiempo, después
de Marx, de Nietzsche, de la escuela de Frankfurt, fuera esta vieja de mierda
quien siguiera teniendo la posta?
Se sentía de vuelta como a los catorce, reflejada, contenida
entre sus versos.
No, no estaba diciendo que fuera mejor que Marx, que
Nietzsche, que la escuela de Frankfurt, pero nadie mas la había hecho
identificarse así ni antes ni después.
La vieja de mierda tenía siempre las palabras justas, las
palabras exactas, para explicar lo que ella sentía, pensaba, creía y sin
embargo no podía explicar.
La vieja de mierda no abordaba conceptos fascinantes como la
dialéctica materialista el superhombre o la razón instrumental…hablaba sobre
sentimientos encontrados, sobre pensamientos inconexos, sobre el flujo caótico
de la existencia y el peligro que la permanencia podía significar.
Hablaba sobre ella, porque de alguna manera y sin saberlo, la vieja de mierda la había construido.
2010
*La hora del ángel, Anne Rice
Hablaba sobre ella, porque de alguna manera y sin saberlo, la vieja de mierda la había construido.
2010
*La hora del ángel, Anne Rice
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